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  • Foto del escritorMIGUEL PEDRO MAZON BALAGUER

NADA SE PARECE TANTO A LA INJUSTICIA COMO LA JUSTICIA TARDÍA (SÉNECA).

Hace 11 años diversos medios de comunicación escritos y la totalidad de las cadenas de televisión nacional y autonómicas, emitían una noticia en la que, sin haber contrastado su contenido, ni haber pedido la versión del interesado, se le imputaba a un antiguo político municipal un gravísimo delito de corrupción. No hay que decir que aquella persona perdió en unos minutos toda su carrera y prestigio profesional, pasando a la poco noble categoría de corrupto.

No hubo presunción de inocencia y aquel derecho fundamental recogido en nuestra Constitución española, sencillamente, se convirtió en papel mojado.

Mucho nos gusta proclamar la presunción de inocencia, pero, día a día, durante 9 larguísimos años, se han ido publicando en los medios de comunicación noticias al respecto recogiendo resoluciones judiciales que las partes del procedimiento aún no tenían conocimiento por no haber sido notificadas, filtradas intencionadamente para crear un juicio paralelo. ¡donde está el secreto de las actuaciones judiciales! Ojo, no me refiero al secreto del sumario declarado por la autoridad judicial, me refiero a la obligación de las partes, incluido el fiscal y las acusaciones públicas, de mantener el secreto del procedimiento. Y junto a la noticia, no pocas veces, la foto de los interesados con nombres y apellidos para que no quedara duda de su identidad. ¿Es lícito y lógico tener conocimiento de todas y cada una de las resoluciones de un procedimiento por los medios de comunicación, antes incluso de ser notificadas a los procuradores de las partes?, ¿Quién se ha dedicado a su filtración?.

Pero, si once años de juicio mediático no era suficiente, en las sesiones de juicio oral todos los acusados, vieron como su situación personal se agravaba siendo filmados durante eternos minutos por las cámaras de televisión, para mayor escarnio público, cual animales exóticos de circo se trataran, como los responsables del denominado mayor caso de corrupción política de toda la historia en la provincia de Alicante; porque una cosas es tomar las imágenes de la señal de video de la propia Sala de la Audiencia y otra, bien distinta, el acceso de más de veinte periodistas gráficos para que grabaran a su libre antojo.

Tras 9 meses de sesiones, de mañana y tarde, y seis meses más de deliberación de la Sentencia, se ha absuelto a TODOS los acusados.

Y no puedo menos que preguntarme, ¿Quién restituye el honor de los acusados que han resultado absueltos y que, durante años, demasiados, han resultado unos parias de la sociedad?

Pesaba sobre ellos la acusación de estar implicados en diversas tramas relativas a la recogida de basuras, tráfico de influencia, negociaciones prohibidas a funcionarios, falsedad documental y cohecho. Los propios acusados, sus familiares, amigos y allegados suyos tuvieron que soportar la humillación de ver su nombre en las portadas de los medios habituales, así como de escucharlo en las tertulias de esos mismos medios. Y, hoy la justicia, los absuelve; o lo que es lo mismo, nada hay que reprochar a su comportamiento.

Sus patrimonios están limpios, al igual que sus ejecutorias personales y profesionales. Pero nada de esto importa al lado de la brutal campaña de intoxicación que han sufrido.

Bien está que se depuren responsabilidades, de forma ágil, en todos aquellos casos en los que haya personajes públicos implicados. Pero de ahí al exceso de celo con que se condujo el Ministerio Público y la acusación particular media un abismo.

¿Quién restituye ahora el honor de aquellos a los que les fue arrebatado con una imputación desmedida? ¿Algunos "progres" de esos que, por ser verdes, se proclaman demócratas desde su cuna y que se pasaron, y se lo pasan todos los dias, el principio de presunción de inocencia por el forro de los pantalones, cuando no les afecta a ellos, al menos, van a pedir perdón?.

La pregunta no es partidista: concierne a todos los partidos, implica a todos los políticos, pero apunta a una administración de Justicia anquilosada y lenta de la que se aprovechan unos medios sectarios para fabricar juicios de papel; la respuesta a la pregunta, ya se la digo yo, NO.


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