La Sala de lo Social del Tribunal Supremo ha dictado una reciente sentencia, sentencia nº 568/2016, de 28 de junio, de la que ha sido ponente la magistrada María Luisa Segoviano Astaburuaga, en la que reconoce el derecho de una madre a cobrar una prestación para el cuidado de su hijo menor de edad afectado por una enfermedad grave, que MC Mutua le denegó por estar el niño escolarizado en un centro especial donde recibe diferentes cuidados.
Estima así el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por la progenitora, a la que también denegó dicha prestación el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria.
La sentencia considera que se cumplen los requisitos legales para conceder la prestación a la progenitora, que tiene una reducción de jornada del 56,25%, porque, aunque el niño vaya a un colegio, necesita cuidado directo, continuo y permanente.
Nació con una enfermedad grave
El menor, que ahora tiene seis años, nació con una enfermedad grave -hemorragia cerebral- y necesita múltiples tratamientos terapéuticos entre los que se encuentra su escolarización en un colegio donde recibe atención de fisioterapeuta, profesora de audición y lenguaje, de pedagogía terapéutica y auxiliar técnico educativo. Como consecuencia de ello, la madre se vio obligada a pedir una excedencia en su empresa en 2011 y un año después una reducción de jornada para atender a su hijo, que tiene reconocido un Grado III por el Gobierno de Cantabria, con un grado de discapacidad del 78 %.
La Mutua denegó su solicitud de prestación económica
La madre solicitó la prestación económica por cuidado de menor afectado por enfermedad grave a MC Mutual pero le fue denegada al no cumplir los requisitos establecidos en el artículo 135 quáter de la Ley General de la Seguridad Social, que regula las características de estas situaciones protegidas.
Dicho artículo (actual artículo 190 TRLGSS, RD Legislativo 8/2015, de 30 de octubre), reconoce el derecho a la prestación a los progenitores, en aquellos casos en que ambos trabajen, para el cuidado del menor que padezca cáncer o cualquier otra enfermedad grave que requiera ingreso hospitalario y tratamiento continuado, siendo requisito indispensable que el beneficiario reduzca su jornada de trabajo al menos en un 50%.
También se consideró que no cumplía con lo establecido en el artículo 2 del Real Decreto 1148/2011, de 29 de julio, que considera como ingreso hospitalario de larga duración la continuación del tratamiento médico del menor en domicilio tras el diagnóstico y hospitalización por enfermedad grave.
Tiempo de descanso de los padres
El Tribunal Superior de Justicia de Cantabria también denegó la prestación porque entendió que al asistir el menor a un centro especial -y aunque reconoce que ello no equivale a una escolarización normal, sino que es una ayuda específica o tiempo de descanso de los padres respecto de los cuidados continuos en domicilio que necesita el niño- mantiene una esfera de desconexión con su madre que implica esa posibilidad de atención indirecta, realizada al margen del ámbito doméstico.
Según el TS se cumplen los requisitos legales para conceder la prestación
En cambio, el Tribunal Supremo estima el recurso de casación para la unificación de doctrina interpuesto por la madre y anula la sentencia recurrida al apreciar que se dan todas las circunstancias para la concesión de la citada prestación.
En primer lugar, afirma la sentencia, “en ninguno de los preceptos aplicables, artículo 135 quáter de la LGSS y artículo 2 del RD 1148/2011, de 29 de julio, se exige que esta necesidad de cuidar de manera directa, continua y permanente al menor suponga la atención al mismo durante las 24 horas del día, los preceptos requieren que el cuidado sea directo, continuo y permanente pero, en modo alguno tal exigencia es equiparable a cuidado durante el día entero”.
Sobre el requisito relativo a que el progenitor, adoptante o acogedor, se reduzca la jornada al menos en un 50 por ciento, la sentencia, afirma que “supone que el solicitante del subsidio no va a dedicar la totalidad de su tiempo al cuidado del menor, ya que una parte del mismo la dedica a la realización de su trabajo”.
También indica que el hecho de que el niño acuda al centro especial “no supone, dada la gravedad de sus dolencias y las severas limitaciones que comportan, que durante el tiempo en el que permanece en su domicilio no tenga que ser objeto de intensos cuidados por parte de su madre, de manera, directa, continua y permanente”.
Asimismo, señala que no está prevista, como causa de extinción de la prestación, que el menor esté escolarizado y que “resulta impensable, hoy en día, que ningún menor, por severas que sean las limitaciones que padece, no acuda a algún centro de escolarización, tratamiento, centro especial...para, en la medida de lo posible, mejorar su situación e intentar que adquiera los conocimientos que su situación le permita”.
Por último, subraya la sentencia, “el enorme requerimiento de cuidados por parte del menor acarreó que su madre tuviera que pedir la excedencia para dedicarse a dicho cuidado, situación en la que permaneció desde febrero de 2011 hasta octubre de 2012 y, a partir de esa fecha, a pesar de lo exiguo de sus ingresos -la base reguladora de la prestación es de 17,78 euros diarios- ha tenido que solicitar reducción de jornada -del 56,25%- para dedicarse a dicho menester”.
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